Adiós verano, hola flora intestinal.

Volviendo a la realidad después del verano, época de calor, de más horas de luz, de vacaciones, con cambios de rutinas, de horarios, de alimentación… Nos encontramos en septiembre, como el inicio de un nuevo año, época de propósitos, entre los que destacamos: perder los kilos fruto de esos “avatares”, pero ojo…, porque pueden aumentar mientras regulamos los hábitos alimentarios perdidos y hacemos menos ejercicio que en vacaciones, al igual, que buscamos recobrar la energía para reorganizar de nuevo la vida…, esa energía que, en algunos casos, no encontramos por más que la buscamos. Y todo esto ¿Qué tiene que ver con el título?... Pues, dada la proximidad del otoño sería muy beneficioso cuidar nuestro sistema inmune, para defendernos de los posibles ataques de virus, bacterias… Y qué mejor, que cuidar nuestra flora intestinal que después de los excesos a los que la hemos sometido, posiblemente, necesite ser repoblada con bacterias beneficiosas, probióticos, para que ganen el terreno a las bacterias perjudiciales, así como alimentarlas con prebióticos, para mantener el equilibrio. Cuidar la flora intestinal nos ayudará a bajar de peso, a aumentar nuestra energía, a subir nuestro estado de ánimo en todo este proceso de readaptación a la luz, al trabajo…, de caminar hacia el otoño.