Expresión latina que significa
'recuerda que morirás'.
La muerte, el gran tabú de nuestro tiempo.
Es cierto que ha pasado tiempo desde la publicación de mi último artículo.
Como a todas las personas, la vida nos presenta sus prioridades, sus tiempos, y en mi caso me ofreció la oportunidad de cambiar mi trabajo sobre Alimentación y Salud realizando talleres, charlas, programas de radio y consultas, por el desempeño exclusivo como cuidadora para un ser muy especial para mí y llegar a acompañarla en su proceso de morir.
Ejercer de cuidadora ha sido toda una experiencia de vida, con momentos difíciles que me hicieron consciente de actuar con impaciencia, con poca dulzura, que me sintiera agotada física, mental, emocionalmente...; y, por el contrario, vivir otros muchos muy agradecidos, porque me sentía calmada, cariñosa, atenta, acompañando con toda mi presencia.
Agradezco, a toro pasado, a mis sombras que me enseñaran que me quedaba, aún, mucho camino para mejorar, para gestionar de otra manera... Y no, no ha sido nada fácil admitir mi impaciencia, el mal humor, el sentirme sobrepasada... Pero, el permitirme la oportunidad de observarlo, sentirlo, me ha ofrecido ver la vida, la muerte, de otra manera.
Agradecida a la vida por permitirme acompañar a morir, por estar, cuando hoy tanto nos incomoda hablar de la muerte. Nos olvidamos que, desde que nacemos, estamos más cerca de ella y que, en realidad, forma parte de nuestro camino. Toda una experiencia de vida que puedo sentirla, una vez pasada, como un gran regalo, porque me dejó en un estado de sosiego y, además, me instó a mirar la muerte con otros ojos.
Si algo claro hay, es que nacemos y morimos... Pero ¿qué se nos ha transmitido sobre la muerte? ¿Por qué en tantas personas causa ese miedo y tratan de evitar, a toda costa, hablar de ella?
Cuando trabajaba el tema de Alimentación y Salud hacía una similitud, relacionaba nuestro cuerpo con una maleta que nos acompaña para hacer el viaje de la vida y que, dependiendo de cómo la cuidamos, facilita o dificulta nuestra andadura.
A partir de lo vivido me permito integrar la muerte como parte de mi vida, quitar el velo del miedo a ese mundo desconocido, afrontarla para darme la oportunidad de mirarla a la cara y reconocer que es otra parte más de mi existencia, un gran trabajo de desapego, un paso hacia un nuevo cambio.